ENTRE URDIDOS Y TRAMADOS
Para leer este libro, primero que nada hay que respirar
muy profundo para poder sentir ese olor a surcos recién
regados, esas páginas aromadas de almácigos de azucenas,
zanahorias y betarragas recién arrancadas que nos ofrece
la autora.
Aprovechemos todo el paisaje, saboreémoslo. Como si
fuera una empanada con todo Chile metido en su pino.
Sintamos la brisa fresquita del Río Maipo, sintamos al famoso
y viejo Raco, escuchemos al Río Clarillo, deleitémonos con
sus cristalinas aguas, aun en estos tiempos. Conozcamos a
las criollas filomenas, emanando su perfume por todas las
chimeneas Puentealtina.
Calemos una sandía, que nos corra hasta el codo su jugo y
que nos impregne el sudor de esos caballos de Don Samuel,
recién liberados de sus aperos.
Pongámonos de pie un ratito y saludemos con respeto a:
UNA MUJER DEL SIGLO XX, DE HIEL Y DE
MIEL, 70 AÑOS DESPUES…
LAURA